Me heredas un silencio
que grita y hace ruidos,
un temblor que me sacude
el alma con tal fuerza
que la derrumba.
Calles cerradas
que me evitan los caminos,
soledades que acompañan
tu ausencia.
Me heredas el vacío
en los ojos, la lluvia
de tardes en llamas,
el agitado mar, embravecido,
noches oscuras sin luna.
Así, sin más,
te llevas todo
lo que vale la pena.
Me heredas bosques muertos,
jardines desiertos,
y esta agónica vida
que se me escapa…
Zyanya@
©Derechos Reservados
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