El Sello de la Rosa

Un espacio donde podrán encontrar un poco de mis emociones.
Poemas y pensamientos de Laura Zyanya Bastida.
¡Bienvenidos!

viernes, 28 de agosto de 2015

Niebla



Tengo herida la memoria

de pasado, se desborda,
sangra recuerdos 
de infancia moribunda.

Pare temores de ausencia 

sin distancia, huérfana,
la vida se une a la muerte.
Le regala mis amores,
me desnuda.

Tiembla mi voz, demudada, 

es un sonido agudo, 
chilla, se agita,
no hay sonido.

¡Qué terrible es la muerte anunciada

que no llega!
Que absurda la vida en fuga
que la espera.

Horizontes negros anegan el paraíso,

la brevedad de la existencia propia,
crece, se anida en la hundida mirada
que nos busca.

No hay oración vacía,

hay cielos sordos 
en la palma de mis manos
que gritan incansables.

Ya no llueve, 

la niebla se extiende,
y el sol se niega a iluminar
los días.

© Derechos Reservados





lunes, 24 de agosto de 2015

En consecuencía



Se pregunta ahora de dónde me ha nacido el coraje para recorrer el despoblado de nuestra historia.

Es, en consecuencia a sus actos, el amor se ha echado al vuelo en otro cielo, ha dejado desiertas mis pupilas y secos mis labios, vació mis manos de él, y ahora, desde ellas escribe la nostalgia.

Álgidos sueños usurpan el verano de mis noches.
Apenas hay reminiscencias en mi memoria.
¡Qué fácil nos desintegramos!

Toda lluvia nos nombra.
Y sin embargo, comenzamos a parir olvidos en forma irremediable.

Zyanya
© Derechos Reservados

domingo, 23 de agosto de 2015

Agonía

Muérdeme con tu silencio
que invade todos mis rincones.
Arremete contra mí sin pausa,
hazlo con el fuego de tu mirada
que antes me incineraba
y ahora me traspasa.

Ya antes he caído
y conozco el sabor del golpe.
No minimices el abandono.
Haz agónico, -más-
el ocaso de tus palabras
que ya no me nombran.

He escuchado tu ausencia
en el rumor del viento.
La brisa besa el sonido
de la noche que crece.
Y yo aquí,
recapitulando sorderas.

Ya no hay gritos,
aun ahora resuenan pasos
que van a ningún lado.
No hay cobro ni miedos.
Vivo, porque la muerte
me niega el abrazo.

Y muero constante,
porque vivir de esta forma
es morir un poco
entre cada respiración.

©Derechos Reservados