El Sello de la Rosa

Un espacio donde podrán encontrar un poco de mis emociones.
Poemas y pensamientos de Laura Zyanya Bastida.
¡Bienvenidos!

domingo, 23 de noviembre de 2014

HERENCIA





Me heredas un silencio
que grita y hace ruidos,
un temblor que me sacude
el alma con tal fuerza
que la derrumba.

Calles cerradas
que me evitan los caminos,
soledades que acompañan
tu ausencia.

Me heredas el vacío
en los ojos, la lluvia
de tardes en llamas,
el agitado mar, embravecido,
noches oscuras sin luna.

Así, sin más,
te llevas todo
lo que vale la pena.

Me heredas bosques muertos,
jardines desiertos,
y esta agónica vida
que se me escapa…

Zyanya@
©Derechos Reservados




                 

martes, 23 de septiembre de 2014

Sin nostalgia





Ya no te amo...
Pero te quiero.
Y hay un mar de instantes 
que conforman nuestros recuerdos.
Fuiste, fui, hoy ya no somos.
Quizá acaso seamos un reflejo borroso 
de nuestros deseos no satisfechos, 
casi el espejismo de un amor que no se muere, 
pero que ha visto correr el tiempo agonizando.

Zyanya@
©Derechos Reservados

lunes, 22 de septiembre de 2014

Contratiempos


"Debí decirle...
Pero esa mala costumbre de posponer las cosas abrió un abismo.
Quería que sanaran sus heridas antes de mostrarle mis costras.
Y esa pausa que pensé era un puente resultó precipicio, por ahí se despeñaron mis sueños. 
Respiré su aliento, y he compartido el calor de su cuerpo sin hacerlo mío. 
He anhelado su beso profundo y su caricia muda cada noche cual si fuera una tormenta azotando mi cuerpo.
Pero me di a la espera, y con el tiempo en contra la vida va hilando sus propias soluciones.
La deshonestidad con mis sentimientos me ha cobrado alto precio. 
Hoy me he vestido de sonrisas, y he desnudado al llanto para que no asomara al verlo partir, ella es el ave que cruzó ese cielo de tormentas que le he despejado, él tomó su mano y se hizo con ella al viento.
Me quedé aquí, contabilizando nubarrones desde los cielos claros que ya no miramos.
Casi llueve".

Zyanya@
Derechos Reservados©


domingo, 21 de septiembre de 2014

Pensándote




Te amo ausente.

Indiferente algunas veces,

te amo en el silencio.

En el camino que me lleva tras tus pasos,

amo mirarte por encima del hombro

sin saber tú, que te miro...

Amo tus formas, 

y odio el cigarrillo en tu boca

que puede probar tus labios,

odio esta distancia que te mantiene tan lejos y tan cerca,

Y esta forma absurda que me descubre pensándote.

Zyanya@
@Derechos Reservados

lunes, 28 de abril de 2014

Relato homenaje al GABO


EL FUNERAL PEREGRINO
POR: Andrés Simón Moreno Arreche – Montreal,  abril 18 / 2014

Un perro cenizo, con los ojos azules y un lucero en la frente, esquivó la hojarasca que azotaba Macondo aquel jueves santo. Su trote era vigoroso porque intentaba emparejar a la pob
lada que marchaba tres calles delante de él, con un enjambre de mariposas amarillas revoloteándoles al paso.
El obispo, casposo y de piel azulada, encabezaba la procesión de los funerales acompañado por la abadesa Josefa María y tras ellos se desgranaba una poblada que marchaba compacta y silenciosa, hasta que doblaron el último recodo de la calle principal y enderezaron hacia el cementerio. Fue Cayetano María, el padre de Eréndida, quien interrumpió aquel escandaloso silencio:
.- "¿Quien murió en la mala hora?" -preguntó Cayetano, aún de luto, mientras continuaba arrastrando los pies dentro del pelotón que marchaba.
.- "Dicen que fue un patriarca, en la placidez de su otoño" - respondió Aureliano Buendía - "pero nadie de los de acá le conoce".
.- "Y entonces ¿a qué se debe esta multitud?"
.- "! Vaya usted a ver!... Adelántese y pregúntele al obispo".

La procesión continuó bajo la resolana de las tres de la tarde. Fluía como chocolate espeso, suave y lentamente, por la calle enterronada y continuó compacta hasta que todos entraron en el camposanto. Los portadores bajaron la urna con cierta torpeza, al lado de la inmensa fosa y de seguidas el obispo comenzó con las oraciones de responso en un latín mustio y gutural. Al finalizar el rezo, y sin que nadie lo ordenara, los marchantes descendieron, uno a uno, hacia el foso mortuorio por una endeble escalinata de madera. Cuando todos quedaron reunidos allá abajo el obispo se le quedó mirando a Cayetano Delaura que se resistía a bajar. Lo interrogó con la mirada... le señaló la escala con un gesto, y fue entonces que asumió aquella realidad, mágica pero cierta.
.- "¿Cuándo murió?"
:- "Ayer, nomás"
.- "Entonces... todos ellos son..."
.- "Si, están todos"
.- "Pero... ¿Por qué? Nosotros estamos vivos"
.- "Están vivos, pero no viven. Ahora serán como él".
.- "¿Muertos en vida?"

El obispo le lanzó por la espalda las últimas gotas del agua bendita mientras bajaba por la escalinata. Tras él descendía con cierta irregularidad, el ataúd de caoba mientras los personajes del periodista le abrían un espacio. Las primeras paladas de tierra asombraron a la pequeña multitud reunida en el foso y para sorpresa del señor obispo y de la abadesa, se mantuvieron de pie, como quien se abandona al inevitable chaparrón de una lluvia inesperada, y cuando todos estuvieron convenientemente enterrados junto a su autor, el obispo y la abadesa retornaron a Macondo, desandando sus pasos.
.- "¿Para qué los enterramos con él?" - dijo la mujer con una angustia pecaminosa.
.- "Era necesario e inevitable. Es el requisito mortal para resucitar"
Entonces los dos religiosos prosiguieron con el regreso, y mientras se acercaban a la calle real no les sorprendió comprobar cómo a su paso, también Macondo desaparecía.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Laberinto e infierno


De la tristeza de tu carcajada me hice espejo,
he asomado a tus ojos, ahí,
donde la oscuridad ha dejado manto...

Sé de ese infierno
y jamás me lo he bebido.
Sé de su oscuridad
y jamás he apagado la luz.
Caminé sus bordes
sin que fueran mis pasos.

Crispada,
mi mano dejó la caricia
y ha ahogado el ruego,
se hizo garra, sostiene.

Fue puñal
y también fue cura.
Sí, como tú,
 por amor abrí la puerta
de un laberinto infinito.

A ciegas
y con el temor tras mis pasos
he cruzado su inicio
para ir a buscar
dónde es que se extingue
la llama,
dónde queda la ventana
al cielo...

Y como tú,
también he sentido miedo.

Zyanya@

Derechos Reservados©