Tuve que caminar desde el infierno,
rodeando mis propios demonios
para alcanzar el suelo que hoy piso.
En el desierto de mi pensamiento,
vaciar el contenido de mi alma,
reconstruir mi fe.
Para salvaguardar mis creencias,
perdonar mis fallas,
reconocerme débil
y lastimosamente humana.
Necesité desvestirme de deseos,
sólo sirven para anhelar
y crear confusiones.
Mirarme en el espejo
y descubrir en cada huella,
las lineas que se ocultan
a una mirada suave.
Aprendí a no ser condescendiente,
no lo necesito,
abrir las entrañas
para vaciarlas de suciedades.
Sentimientos putrefactos
que envenenan las emociones,
me hicieron egoista y ambiciosa.
Descendí al infierno de mis miedos,
a la oscuridad total
para poder reconocer mi cielo.
Y entender que quien toca fondo
sólo puede volver a la luz.
Morí, y…¡He vuelto!
Zyanya@
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