Tengo el llanto en las yemas de los dedos,
desde ellos, me llueve el alma,
un dolor sin sitio definido crece
en alguna parte de mi pecho.
Han caído como rayos de sol
en los atardeceres mis ultimas sonrisas,
hace tanto que no hay luz
para los amaneceres faltantes.
Un laberinto sin fin son las palabras sin sentido,
voces diversas que distraen mis pasos.
¿Dónde quedó la salida de este dolor que crece?
Me han enceguecido las salinas de mis ojos.
Ya no soy paz, ni calma,
ecos llevados por el viento
repiten interminables penas,
guardo mis voz... Lloran mis palabras.
Zyanya@
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