Se cae la
noche
desde el infierno
de tus ojos ya no cerrados,
no hay cielos
grises,
el viento
azota el silencio
y aquí todo
es fuego.
La aurora se
ha desnudado
en el alba de
los tiempos
ante la
inocencia que ya no es,
y no hay
oración al dios
que amenazan nos castiga.
Los
inclementes
estigmatizan
todo aquello
que
desconocen y temen,
teman
entonces
tu beso de
fuego.
Sí, tu boca
es la puerta
a mi deseo que
se desborda,
y la lujuria
de tus manos
delinea como mórbido el
afán de mi
sexo liberado.
Zyanya@
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